Apreciaciones egipcias

Es interesante que hoy podamos percibir gran parte de lo que se encuentra en las pirámides y lo que queda de Egipto como arte, pero ¿no podría ser considerado arte para aquella época también? Una escultura hoy realizada tiene el fin de comunicar a un público que se preste a observarla, mostrando un concepto o idea que el artista creó o quiere facilitar, entonces ¿cuál sería la diferencia con una danza realizada por mujeres para que el alma y cuerpo del muerto pueda llegar al cielo? ¿No es al fin el mismo concepto detrás: llegar a lo que no se puede simplificar o reducir a un mundo terrenal?

El arte egipcio es un tema de mi mayor agrado e interés, porque presenta dudas ante el ojo de uno que lo desconcierta pero aún así es armónico y bello, expresivo y detallista. Gombrich señala cómo los egipcios buscaban la representación de la perfección. Esa perfección era la que ellos determinaban como tal, en parte por el hecho de que nadie les antecedió. No tuvieron un referente artístico a la hora de proponer la figura humana, la interpretaron, y en ello se encontraron bocetando desde cómo conocen más que cómo ven. El rostro tiene sus rasgos mejor acentuados si se lo ve de perfil, el torso, en cambio, puede ser apreciado en su totalidad si se lo ve de frente; al igual que con la cara, las piernas y los pies se distinguen mejor separados uno del otro como si estuvieran caminando, por lo que se los representa de perfil. No importa realmente si las manos son las dos derechas o los pies los dos izquierdos. Aquellos con mayor rango social, como un rey, son gigantes al lado de un esclavo, y tienen la piel más oscura que las mujeres. Los dioses, al estar relacionados a un animal que ellos creían sagrado, son representados como tal o mitad y mitad. Todo en busca de lo mismo: que el alma se identifique dentro de esos frescos y esculturas para que no se escape hacia otro cuerpo.

El poder de la representación. Tiene como objetivo la comunicación de un ser hacia otro. Y digo seres porque pareciera como si hubieran descubierto un canal entre lo tangible y terrenal, a lo cósmico, a lo que perciben, a lo que apuntan en el cielo, a la divinidad. Confían plenamente en ello, le confían el camino de su alma. 

Horror Vacui fue el término que utilizó mi profesora Noelia al definir esta sensación que los egipcios dan al rellenar cada mínimo espacio habitable con información relevante para el cuerpo de quien es huésped de ese lugar. Todo lo que se puede observar dentro de una pirámide está totalmente relacionado al cuerpo embalsamado que se va a colocar allí, para que el alma no se confunda y se quede donde pertenece, en ese cuerpo, con esa vida y esos acompañantes. Pienso en la idea del alma como lo que habita y no como lo que es habitado. La conservación de uno o muchos elementos físicos, como lo pueden ser objetos recopilados, un cuerpo o una sala con pinturas sobre la vida específica de alguien, va a mantener vivo aquello que murió. Va a guiar el alma en la trascendencia a otro plano. Por medio de lo que ese ser obtuvo a lo largo de su vida, por sus logros y acompañantes y esclavos, podemos identificarlo. Cada elemento cuenta, no queda ni un espacio libre de información. Ella no vuelve ni reencarna, se queda allí, en ese cuerpo que habitó. No hay vacío en el que divagar. Todo parece parte de un proceso natural.

Cada detalle importa, cada pájaro dibujado y pintado es fruto de la observación minuciosa de la naturaleza, cada especie que aparece es científicamente comprobable que existió, y con todos los animales pasa lo mismo. Nada está demás ni porque sí. Las situaciones mostradas en un fresco Egipcio podrían ser desde alguna caza de la que se esté orgulloso, hasta una situación de baile y festejo en el cielo con los Dioses. Suponían, o más bien, aseguraban, que las personas de importancia pertenecían al cielo y allí iban. No sé si habría duda, capaz lo anhelaban y por ello lo querían representar. ¿Qué tan lejos estaría de una búsqueda actual en una pintura del siglo XXI?

En los días que corren se pueden observar similitudes entre la búsqueda artística de los egipcios y la de un artista actual. En mi caso, busco pintar lo que yo quiero, no lo que veo, y puede que en eso haya una mentira, pero es lo que hace realmente a la obra, a que no sea simplemente una pintura correctamente lograda. No importa cómo ven los árboles de costado porque los quieren representar desde arriba. Señalar esta libertad a la hora de la creación como lo que realmente hace al cometido de la acción que el arte visual propone.

Faure escribe sobre los artistas egipcios:  “Y la convención que el dogma le impone no se transparenta en su obra, porque lo que sale de su ser se halla animado por la vida misma de su ser, sano y henchido de jugos como un producto del suelo.” Habla de su arte como uno impersonal, en el que el artista se anula a sí mismo pero aún así, es tan íntima su experiencia y tan profunda de sentir y vivir, que se vuelve un retrato de su vida misma, solo que dejando ser protagonista a otra persona. Aquel que se anima al arte, al poder de la creación, es digno de ser considerado un sabio, alguien que se tomó el tiempo de hacer lo que nadie quiere hacer: observar. 

    En lo personal, me parece admirable toda esta época de la historia, no sólo en el arte, sino Egipto como una civilización con un gran éxito, lo que es asombroso porque había un gran número de esclavos y durante un período se sacrificaban personas y animales. Pero aún así funcionó, y no sé de qué forma habrán convencido al esclavo de que lleve los ladrillos día tras día sabiendo que él nunca iba a ser merecedor de absolutamente nada. Nadie parecía oponerse al orden pre-establecido que les presentaron. Confío en que toda la cultura de lo que no quedó anotado en las pirámides existió, y que por debajo de todo el poderío y la enormidad histórica que hoy Egipto representa, hay personas, seres humanos con corazón y mente como uno y todos hoy. Esa perfección que previamente nombré la lograron en todos los sentidos, desde lo artístico hasta el funcionamiento social y político; desde poder comprender el baile del río Nilo y todo lo que era capaz de brindarles, hasta entender a la presencia misma de la naturaleza como una figuración de lo divino viniendo a darles un mensaje. 

Hoy son piezas exhibidas en un museo. Unas pares más del montón. Son consideradas arte porque son muy antiguas y están expuestas en un museo. Le pregunto al lector lo mismo que cuando comencé el escrito: ¿Consideraría la obra de los Egipcios como arte? ¿Una vasija que usaron para algún uso doméstico, tal vez, sería arte? ¿A qué llamamos arte hoy que no se aplique a lo que observamos en una civilización del 3500 a.C?

 






Pinturas:

  1. Busto de Nefertiti, Antiguo Egipto - 1345 a.C - Tutmose

  2. Templo de Dendera, Antiguo Egipto.

  3. Anubis preparando la momia, Nuevo Imperio

  4. Cortesanas, Antiguo Egipto.