Observaciones Filosóficas Generales

Gonzalo Smaniotto


La Filosofía se manifiesta centralmente como Lenguaje, Palabra, Logos; quizás comienza o acaba en un estado interno o una relación, y en todo caso las palabras significan algo que las trasciende, pero la forma central que toma aquella búsqueda situada entre la Ciencia (como su exponente más básico o alto) y el Arte (como una base ontológica en la que él emerge) es la palabra: la expresión del conocimiento resultante de la investigación. No está de más empezar a, irónicamente, hablar, o más bien escribir, sobre la filosofía y sus principios, indicando su relación con el lenguaje, siendo este incluso un tema principal de ella y un preludio necesario (vg., el Tractatus Logico-philosophicus de Wittgenstein).

Voy a escribir con conceptos y líneas relativamente precisas y determinadas porque, si uno se arriesga a buscar principios universales, no debe caer en el dogmatismo rápidamente, usando ideas viejas, pero, por otro lado, tampoco en un escepticismo que no le permitiría construir conceptos y confiar en sus proposiciones con firmeza; además, algunas ideas no son viejas sino antiguas, y son las que permanecen. Todo esto, para aclarar que no estaré justificando absolutamente cada oración, sino que intentaré jugar y proseguir con la inteligencia y el entendimiento que captarían el valor de lo que se diga.

Ahora bien, ¿cuál es el auténtico inicio, principio de la filosofía? Ella se puede describir como el conocimiento de la verdad, y la búsqueda de la misma como su inicio y desarrollo. Se ha hablado de una curiosidad y perplejidad primordiales en el ser humano ante la vida y el mundo como las campanas de la búsqueda filosófica. Dado que es su conocimiento, también se puede decir que es la misma relación del ser humano con la verdad; la cual relación sería la “virtud” de la sabiduría.

Mas “la verdad”, por lo explícito, permanece aún una suerte de categoría abstracta. Cuando uno se embarca en dicha búsqueda, arriba a los puertos del Ser, y se amarra con las cuerdas del Logos, el cual aparece como el medio y la herramienta determinante de nuestra relación con lo que encontremos. Uno construye, pues, conceptos, que son sobre todo nombres que se aplican a cosas reales -existentes-, y que pueden desarrollarse, pero contienen las esencias simples. Entre tales conceptos o nombres se puede percibir una diferencia de importancia, y entonces seleccionamos lo más importante, o que más valor contiene. Y los distintos nombres que designan a las unidades reales principales, unidos, forman proposiciones. Asimismo, podemos estructurar categórica y orgánica, secuencialmente nuestro discurso en partes a las que pertenecen los conceptos y las proposiciones. Yo no creo que deba haber una filosofía única, universal, en el sentido de un sistema claramente estructurado lingüísticamente (como la Ética de Spinoza o la Lógica de Hegel, aunque como trabajos los tengo en alta estima); sí en la perennidad de las ideas y experiencias que subyacen a tales sistemas. Yo, en el caso de las categorías de la filosofía, optaría por un camino grecorromano -algo acortado o estirado según el caso-, más austero, y la dividiría en 4, siendo este asimismo un número auspicioso incluso en cuanto a potencial de significado lógico (por representar lo completo, que asciende al 10 sumando sus componentes), siendo ellas:

Lógica, Ética, Estética, Física.

La primera, cuyos principios son pues la Verdad, el Ser y el Logos, contiene los nombres ontológicos básicos, entre los cuales se encuentran, por ejemplo, el Yo, el Mundo… un desarrollo de la Lógica según los parámetros dichos puede hacerse. Trabajando con orden, comenzamos por el Uno, el primer gran nombre, que no nombraré aquí. Luego, el dos, en el cual yo seguiría la filosofía relacional de M. Buber y diría: Yo-Tú. No continúo haciéndolo en este escrito por no ser tal su propósito, pero digo que también se puede, según lo dicho en otro párrafo, organizar los conceptos ontológicos en secuencias que representan jerarquías ónticas fractales, es decir, de un concepto se sigue otro que expresa un aspecto menor del primero, y así con varios hilos o líneas conceptuales, también ordenables -vemos el valor lógico de la organización a partir de números, conceptos y jerarquías, cuyo significado se vislumbra evidentemente cuando contamos con los nombres concretos con que operamos-. Se ve que esta Lógica contiene la Ontología, y el sentido de esto tiene que ver con la naturaleza inherentemente lingüística, es decir, lógica de la filosofía. El método lógico de adquisición de conocimiento es una inversión: creamos un modelo, y lo pensamos efectivamente en nuestro interior. El puente, la amarra es, como se dijo, el lenguaje; el Habla que se expresa en la palabra escrita también se realiza en la persona como pensamiento, habla interior. La potencial extensión del modelo y del método es infinita. La no determinación necesaria de un hilo de pensamiento específico que desarrolle al conocimiento posteriormente a sus cimientos más básicos, muestra en qué sentido estos caminos pueden acercarse a lo artístico tanto como a lo científico. Sobre la relación del Pensamiento -y dígase del Habla, tomada como parte de una misma función que aquél- con el símbolo del hilo, la cuerda, véase el arcano XII del Tarot: Le Pendu, el Colgado, asimismo junto con la raíz etimológica de la palabra “pensar”: pendere, colgar, pesar, de la raíz pen, estirar, hilar. Los pensamientos son como cuerdas mentales, internas, operantes sobre el campo (total) de la realidad. Y, recordando al arte, quiero señalar otra realidad primordial en el esquema del Ser, otro gran nombre: la Creación, la cual aplica a muchos, por no decir todos los niveles de la vida, incluso de la tarea filosófica.

Los principios de la Ética son el Bien, el Valor (los valores), la Acción, el Camino (Ethos), el Objetivo -el Fin-. Una mente que haya transitado rutas lógicas bien puede aplicarse al desarrollo inteligente de estos elementos. La visión correcta nos abre el camino de acción más adecuado. También se puede decir que estos conceptos se aplican concretamente a los de la Lógica, hipotético modelo del "mundo" o "lo que es", para formar una unidad significante más completa.

De la Estética, el principio es la Belleza, y se presenta el Arte como un pilar vital central, como un agente realizador de los principios más altos e importantes. En estas publicaciones, será el enfoque central.

El objeto de la Física sería la Forma en tanto materia. No la desarrollaré porque no es el interés aquí, y además varios caminos podrían tomarse. En este esquema filosófico, aquí entrarían las ciencias naturales, dado que se basan en el estudio de lo material en un principio.


Ahora quiero abrir otra temática: el lugar de la filosofía en la vida personal de uno, y aclarar también el sentido de este texto. Se habrá notado que mi escritura no es particularmente académica, y sin embargo ese sigue siendo un modo tradicional de proceder en la filosofía escrita: “la filosofía como ciencia estricta”. Es decir, con un método y un sistema conceptual final determinados. En mi análisis hay un discurso diferente, con un elemento de relatividad pero, sobre todo, de personalidad más presente. Como dije antes, no creo en la existencia de un sistema filosófico universal único, si no es el que pertenecería al plano de las Ideas de Platón; mas no en la forma de un documento que sirva para toda la humanidad. A lo sumo, un documento que haya escrito yo, que sirva provisionalmente para mi vida, y ni que fuera lo fundamental. Pues yo considero que en esa visión siguen demasiado presentes las pulsiones academicistas-racionalistas tradicionales; se puede evocar la figura de Nietzsche como un individualista, y de Zaratustra como su filósofo ideal, místico ajeno a las universidades. Porque la necesidad imperante y urgente de saber la verdad y vivir según ella emerge ante todo en la persona, como decía Unamuno, de carne y hueso. Es un buen afán el de establecer verdades comunes a todos nosotros, para lo cual la Ética es a mi parecer una gentil transmisora, y en la cual yo incluiría las filosofías sociales varias -por ejemplo las contractualistas- que buscan las bases de un “orden social”; pero viendo a la humanidad en su conjunto y mayoría, no parece estar desesperada por encontrar la verdad y mejorar esa su misma sociedad, y también por eso es que la relación de una persona con la verdad -o dígase con el Ser, con la Vida- no está limitada a determinaciones colectivas, sino que justamente las trasciende. La visión de cómo son verdaderamente las cosas, de cómo es mejor vivir, comienza en el individuo en términos reales; y ¿por qué debería ser de otra manera?, ¿por qué todo debería ser certificado y publicado? Predeterminarlo para que cada uno se libre de la responsabilidad de pensar y, sobre todo, actuar por sí mismo ha devenido en mediocridad o catástrofe. Esto no significa que sea mala intención mejorar, vg., las instituciones sociales, pero sí que no es lo principal -además de quizás ser muy tarde o estructuralmente imposible-, y por lo tanto, en la jerarquía de valores, esto está sometido a acciones y visiones superiores. Porque si la Ética no es solo el estudio lingüístico del valor y la recta acción, sino esta recta acción aplicada en la vida de un ser humano: si tenemos como personas realmente (una) Ética, podemos llamarnos filósofos. Y podemos compartir visiones y construir conjuntamente a partir del terreno compartido, y también comprendemos la importancia, aun más, el significado y sentido filosóficos de nuestro Yo personal, nuestra vida real, dentro del esquema lógico, universal. ¿Autorrealización, se le denominaba? Emprendemos nuestra búsqueda como personas, incluso en la soledad, para llegar a entender el mundo y nuestra relación con él, y para actuar entonces de acuerdo a nuestra visión. Eso es lógica y ética, y estética y física, son descubrir qué es bello -para nosotros-, y llegar a manifestarlo en el mundo. Yo soy más un artista, un músico, que un filósofo escritor con la propuesta de exponer los grandes principios lógicos; mi revelación está en la creación de obras musicales sobre todo, y eso es lo que principalmente comparto.

Este escrito tiene como objetivo plantear un contexto filosófico-lingüístico más o menos fluido, como un preludio, tras el cual publicaré otros referidos no tanto al pensar en general, sino a temas más específicos que me puedan parecer de interés, orientados hacia la estética, el arte y temas derivados, aunque siempre puede haber digresiones, y las disfruto.